jueves, 24 de julio de 2008

“paliza a un inmigrante”

Muy de mañana. Y tanto, así como a las 6'30, en TeleMadrid, cuando aún no ha empezado la programación, en la carta de ajuste conectan con un programa de radio local que cuenta noticias relacionadas con sudamérica. “Cuatro policías llaman a una puerta. Abre un ciudadano. A este le piden la tarjeta de residencia. El ciudadano le dice que no la tiene y cuando se dispone a explicarles que él nunca la llegó a tener pues su padre nació en España, antes de esperar ninguna explicación, los guardias entran en el domicilio atropellándolo y sin ninguna orden de registro ni más nada, le propinan una paliza, de esas que suelen dar quienes van armados y en banda, a una persona sola e indefensa”.
Me indigna la noticia y la busco durante todo el día en la radio. Cambio cada hora de emisora nacional para ver donde la declaman. Pero llega la tarde y la noticia no es noticia. Una vez ya en la casa, voy a buscar la noticia en internet. Pongo “paliza a un inmigrante”y mi sorpresa se acentúa por mil, “384.000”entradas de episodios que se repiten día a día en el territorio llamado España.
Mi primera reacción, es un recuerdo para aquellas imágenes, tan repetidas, de aquel nazi que golpeaba a una inmigrante en un vagón de metro, por la cara y que después llegó a cobrar una exclusiva por una entrevista, lo cual indignò a los demás grupos mediáticos por su auto-falta de cintura, aunque metieron la pata aludiendo a cuestiones éticas y se quedaron sin morbo y sin famoso. “Quzás no saquen estas noticias, para impedir el famoseo de gente tan pestilente”. Es mi primera e inocente reflexión.
Una vez ya pasadas unas horas y bajado al suelo, a este muladal envilecido, mi recuerdo es para aquellos tiempos en los que viví 5 años en Alemania. Allí hubo casos de maltrato a emigrantes españoles, dos o tres casos en esos 5 años y todos fueron un escándalo de los cuales tuvo que pedir publicamente perdón el mismo Canciller, que entonces era Billy Brandt. Cuando sucedía, los españoles se acordaban siempre del pasado nazi de Alemania y reclamaban ser tratados como seres humanos. Hoy añoro aquella Alemania, no se como estará ahora, no se si los medios de comunicación serán de la misma calaña de los de aquí. Pero me extraña que hayan llegado a esta degradación, porque en su momento se cortó por lo sano con el siniestro pasado o por lo menos se escenificó el rechazo de forma muy evidente ante la opinión pública. Aquí, se continuó, aquí el rey juró por el movimiento, aquí el rey no permite la más mínima injuria contra su maestro “el carnicero del Ferrol”, aquí siguen muriendo los genocidas y verdugos en sus camas tranquilitos y rodeados de gloria, mientras miles de desaprecidos siguen enterrados en cunetas y fosas comunes y aún hay partidos que no sólo no han condenado publicamente los 40 años de fascismos, con sus fusilamientos masivos hasta principio de los '70, si no que cada vez ensalzan más esta época, ante la indiferencia de quienes gobiernan, y la ejemplifican ante la extrañeza de unos pocos locos y el regocijo de una cada vez más ignorante masa amorfa de carne tierna.
Mi tercera sensación del día no fue un recuerdo, mi tercera sensación ya de esta noche, es el asco inmenso que siento de pertenecer a este estercolero llamado España.

miércoles, 2 de julio de 2008

LA SELECCIÓN DE LUIS ARAGONÉS

J.P.J. (Scotta)

A mi me gusta el fútbol “pa rebentá”. Como del fútbol, respiro del fútbol, me cambia los ánimos, me cambia la agenda y algunas veces, hasta me ha salvado la vida, porque fue mi refugio cuando nada tenía sentido, cuando la frustración me ganaba por goleada y la soledad me paraba cada remate de cabeza o de corazón. Sin embargo y aunque tengo motivos, no soy de los forofos que van todos los domingos a ver a su equipo, ni de los que se reunen siempre en el mismo lugar, animado por el ambiente, a ver el partido de la semana, no, a mi me gusta el fútbol en la intimidad de mi casa, acompañado de una silla y una mesa; o en la casa de un amigo, los dos, tres, son ya casi una multitud; o en un bar donde no entren los alborotadores comunes, normalmente del “Madrí”. El Real Madrid-Barcelona, por supuesto, nunca en tierra de nadie, en parte, porque, demostrado está, no queda tierra de nadie.
La selección española ha sido siempre otro cantar, es para mí como una liga entera, unas veces quiero que gane y la mayoría deseo que pierda, siempre por algún transfondo político en lucha contra otro transfondo político más sibilino, más macabro y más reaccionario que el mío. Es lucha política. En esta ocasión, en esta Eurocopa me ha pillado del lado de los que han ganado. ¿Porqué?, por Luis Aragonés. Este entrenador es el primero que yo he visto en la selección, salvando a Clemente, que no le hayan impuesto ni la plantilla, ni las alineaciones. Todos los demás aguantaban, sin miramientos, la imposición de las cuotas en la plantilla “Tienes que llevar tantos del Madrid, tantos del Barcelona, tantos del Atlético de Madrid según como esté, algún vasco o algún catalán, según quienes estén dando más opor culo en ese momento y uno del equipo revelación de turno” o las alineaciones impuestas, por algunos jugadores que mandaban más que el entrenador, porque ha tenido a todos los medios de comunicación detrás, o sea, que tenía a un ejercito. A Luis Aragonés lo han torturado psicológicamente por no llevar a Raúl, aquel que puso de moda cuadrarse militarmente ante el himno español, lo ha denostado cada uno de los enterados que hay en cada medio de comunicación, porque, “ellos si que saben de fútbol”; lo han enterrado varias veces vivo futbolísticamente y han intentado, incluso, colgarle un Sanbenito político o meterse en su vida personal, para desprestigiarlo. Yo he escuchado como algún energumeno, asusado por algún medio de comunicación, le llamaba borracho, para buscar la repetición y ampliación en los programas deportivos basura.
Por todo esto, que lo he tenido muy encuenta, he seguido a la selección desde la casa de mi madre y desde la casa de mi amigo y el otro día disfruté con la selección como nunca, pues así ha jugado: como nunca, como un equipo, con humildad y sin complejos.
Lo peor vino después, porque la basura mediática estaba claro que se aprovecharía del momento, a pesar de los raules y los gutis, ellos ven dinero y ven la posibilidad de rentabilidad política y se apuntan a un bombardeo, sobre todo si es contra los de siempre. Lo peor, otra vez estaba en la calle y a mí, con mi puntito masoquista, que lo tengo, se me antoja en ese momento un helado. Y salí, cinco minutos... pero que cinco minutos... de los peores que recuerdo, el mechero me iba a reventar en el puño cerrado del bolsillo del pantalón, los sudores me corrían por todo el cuerpo y no podía mirar para la carretera, me las apañé para no tener que cruzarla, porque, no se si sabéis que suelo sufrir tendencias maníacas cuando veo una bandera española, siempre acabo metiéndole fuego y el otro día que hubiese disfrutado como un loco, si quemo una, aunque sea la más chica, me meten fuego a mí.