domingo, 14 de noviembre de 2010

Si Marruecos fuese Venezuela


Imagínense por un momento que la situación que se vive en el Sahara ocupado por Marruecos, se diera en Venezuela o en Cuba o en Bolivia... . Vamos a imaginárnoslo en Venezuela que da más juego. Imaginémonos que en el Estado de Zulia se organiza un protesta en un campamento improvisado. Los organizadores y participantes en este campamento, piden que se cumplan algunos acuerdos a los que se llegó ya hace tiempo en la ONU y que no se cumplen, es decir, la acampada tiene como fin presionar al gobierno Venezolano para que cumpla lo acordado. Pues bien, la respuesta del gobierno, es lanzar contra la población de ese campamento a todos los contingentes de los cuerpos represivos, para asaltar y desmantelar el campamento, apaleando a la gente, hiriéndola e incluso matando a algunos o algunas asentadas. El campamento queda totalmente arrasado, multitud de detenidos, muchos desaparecidos e incluso se hablan de fosas comunes que pudiesen albergar sobre una veinten de cadáveres sin identificar. Todo esto se efectúa sin testigo ninguno, porque no se deja a los medios de comunicación de otros países entrar. (Atención que estamos hablando e Venezuela) Los medios de comunicación más afines a la oposición del gobierno de este país, silencian todos los hechos y acatan la versión del gobieno que dice que no ha pasado nada y que si algo ha pasado es que han muerto varios policías y un manifestante que arremetió varias veces contra las ruedas de un camión militar. Varios periodistas de un país amigo, trabajadores de una empresa también muy amiga, a pesar de todo, son detenidos y expulsados del país. Los acampados huidos se refugian en la ciudad más cercana, pero allí sigue la fuerte represión: la policía registra casa por casa, como si de una estrategia de exterminio se tratase, y detiene violentamente a toda persona que suponen participantes de la acampada. Los medios siguen sin poder entrar, se declara el Estado se Sitio y ordas de civiles, afines al gobierno, armados con todo tipo de armas blancas, recorren las calles cumpliendo la última parte del plan de represión. Se cree que es el gobierno el que arma a estos individuos, puesto que es el gobierno el que justifica también, estas últimas acciones.

La reacción de la ultraderecha y su entorno mediático (PP, La Razón, la Cope, El Mundo, Vocento...) no es muy dificil de imaginar: “el dictador mata a su población para comérselos crudos”, “el gorila extermina a los disidentes de su país”, pedirían la retirada inmediatamente del embajador de España en Venezuela, expulsarían al embajador venezolano de España, pedirían la rotura de todo tipo de relaciones con Venezuela y exigiría al gobieno que apoyasen a EEUU, para una inminente y urgente intervención militar de la OTAN y avalada por la ONU, contra Venezuela, para liberar al país de tan cruento dictador.

El gobierno dudaría, como en todo lo importante, hay varios acuerdos económicos de varias empresas españolas con el gobierno venezolano y las empresas siempre se merecen, al menos, una pequeña duda por parte del gobierno, pero poca, el entorno mediático de la derecha o socialdemocracia (Grupo Zero, Grupo Prisa, Mediapro...), mucho más ultraderechista que los anteriores cuando se trata de ciertos países, se desbocarían por completo pidiendo pararle los pies al dictador, los improperios serían más contundentes, las condenas más fulgurantes y acabarían obligando al gobierno a tomar todas las medidas requeridas por la ultraderecha. Sí, no lo duden, este gobierno también apoyaría una intervención militar de la OTAN contra Venezuela, al igual que ya lo hizo en la primera guerra contra Irak.

No digo yo que se tengan que tomar estas medidas bélicas contra Marruecos, no, ni mucho menos , hay muchísimas medidas más de presión, a las que se puede llegar a recurrir, sin tener que pasar por la violencia de una agresión o una guerra, pero nuestro gobierno no va a tomar ninguna medida contra Marruecos, porque hay unos paises amigos y otros paises menos amigos; y hay unos intereses particulares importantes y otros intereses menos importantes y de otras índoles; y hay unas mentiras que tienen que seguir siendo mentiras y otras que si se revelan no tienen tanta importancia; y también hay cobardes, muchos cobardes juntos que seguirán refugiados en sus montones de dinero, de opulencia y privilegios y que seguirán siendo muy cobardes porque se ven o se creen respaldados en sus decisiones, por un ejército de ignorantes cobardes e incluso, por un país de miserables cobardes.