J.P.J.
(Scotta)
Viernes
27 de Junio de 2014. Una delegación del SAT Territorial de Málaga
nos dirigimos a Torremolinos. Allí, en la puerta de unas oficinas de
la empresa GAMESA, se encuentran acampados 14 trabajadores despedidos
de esta empresa. Despedidos pero no humillados, despedidos pero no
vencidos. Aún me acuerdo del dicho que rezaba en una pancarta que
apareció en la Casa de la Cultura de Campillos el 29 de Febrero de
1980: “Pierde quien se rinde”. Y lo recuerdo precisamente en
momntos como estos.
Vivimos
momentos difíciles, en los que tenemos que asistir a situaciones muy
extremas, situaciones como la de gente que se vende por un puñado de
higos o gente que prostituye su dignidad. Para un trabajador,
normalmente, heredero de un esclavo que sobrevivió, no hay más
bajeza que perder su dignidad. Puede estar la familia por encima de
todo eso, puede haber más cosas cuando hablamos de un común o de un
grupo, pero individualmente, el puntal más importante que sostiene
el corazón de un trabajador es la dignidad, un trabajador que pierde
su dignidad, retrocede diez o doce siglos atrás y pasa a ser un
esclavo, una cosa, un arma en manos del poderoso. Estamos en tiempos
tan prietos, tan confusos, que, como en la fase de las tentaciones de
los Evangelios, el Dios dinero, el Dios mercado o el Dios miedo que
como en Juno, son caras de un mismo cuerpo, ponen a prueba o tientan
a los más debiles constantemente y los zarandean. Cómo en un olivo
apaleado, la mayoría cae al suelo, pero hay olivos que son de la
estirpe de Espartaco y resisten, reisten todos o en su mayoría. A
veces resulta increible, pero en situaciones difíciles, los hombres
y mujeres libres y dignas se elevan contra todas las miserias
existentes en este sistema criminal y asesino: el sistema Capitalista
o Neoliberal y luchan cuando luchar es la única forma de ser libres.
En
Torremolinos, la dignidad personificada en 14 trabajadores, brilla
con limpieza y se escenifica en dos o tres chambaos de tela, bajo el
cual, concentran los víveres para resistir lo que haga falta.
Duermen en el suelo, en las aceras, al raso, buscando una mínima
comodidad que nunca encuentran, pero cuando dicen a dormir duermen
porque sus conciencias vigilan inmaculadas. No les dejaron montar
tiendas de campaña. Los asquerosos de las delelegaciones o
subdelegaciones del Gobierno, esos orondos meapilas, sátiros y
enfermos de avaricia, no entienden de nada de esto, no saben, no
sienten, pero prohiben, eso si lo saben hacer bien: prohibir,
encadenar, inventar fronteras, maltratar a criaturas con sus normas y
leyes. Llamarle humanos a esta gente es insultar a la especie. Todo
trabas, todo impedimentos, incluso los imprevisibles del clima, pero
estos trabajadores siguen allí y ya van 47 días, 48 a fecha de esta
reflexión. Reclamaron el cumplimiento del convenio, como sección
sindical y eso no les gusta a las empresas, a las empresas les gusta
la ley cuando esta les favorece, cuando no es así, piensan que se
puede crear precedente y remover a l@s demás trabajador@s
y contra eso ya lanzaron sus reformas laborales, con la espúrea
intención de hacer desaparecer toda actividad sindical en los
centros de trabajo. La empresa los echó por esta reclamación de sus
derechos y en una de las primeras negociaciones sindicales, la
empresa les ofreció el dinero que les pertenecía por sus servicios
prestados según sus leyes. Dispuestos a quitarse a los trabajadores
de enmedio como fuera. Pero ellos, los trabajadores, ya fueron dignos
trabajando, cumpliendo e incluso regalando a la empresa, para
revitalizarla y apuntalar su empleo, y las personas dignas trabajando
suelen ser dignas también en la lucha y de eso no entienden los
empresarios, ni su ratas.
Las
empresas suelen ser máquinas dirigidas por seres con alma de
máquinas, sólo entienden de beneficios y hoy día, auspiciadas y
respaldadas por gobiernos y gobernantes sin escrúpulos del regimen
titulado PPSOE, sólo buscan beneficios, prebendas y el mayor
beneficio lo encuentran en la sustitución de trabajadores, para
enclencar sueldos y cotizaciones de los nuevos. Estos 14
trabajadores, de distintos pueblos de la provincia de Málaga y
Sevilla, luchan por lo más honorable que puede luchar un trabajador
que se precie de serlo: por su trabajo, su forma de ganarse la vida,
pero también su forma de darse a los demás, porque sus manos y sus
cuerpos no crean sólo riquezas para ellos y la empresa, como dice
Eduardo Galeano: “El mundo lo construyeron los albañiles”, el
mundo lo crean constantemente los trabajadores y el mundo no es de
unos cuantos, el mundo es de todos, otra cosa es que unos cuantos se
lo quieran apropiar o se lo apropien. Quizás por esto y por lo
insólito de su lucha, reciben constantemanete delegaciones de
sindicatos (la semana que viene aparecerá por alli una delegación
del SAT Nacional), delegaciones de partidos (poco antes de nosotros
estuvieron los Podemos de Málaga) o grupos de amigos y paisanos que
pasan la noche haciéndoles compañía. Todo un derroche, también,
de solidaridad.
Estos
trabajadores, estarán en este rincón de Torremolinos hasta el día
15 de Julio. Ese día se desplazaran a Madrid, para asistir al juicio
de los hechos. Allí tendrán la ayuda y el apoyo que ellos crean
conveniente y nuestro sindicato así se lo ha ofrecido, “para
ustedes, todo lo que querais”. Aquí, podiamos decir que necesitan
apoyo, pero visto lo visto, lo que es necesario es que se les visite,
pero para aprender de ellos, de su asamblearismo, de su dignidad y de
su saber estar, y lo digo en singular porque son una piña o un
ejemplo del que todo el mundo laboral tendría que aprender. Durante
esta semana que entra, una delegación del SAT nacional, que es el
máximo órgano de nuestro sindicato, los visitarán y volveremos a
arroparlo, y yo, personalmente, me sentiré nuevamente orgulloso de
que entre estos 14 trabajadores, se encuentre David Bermudo, paisano
mío de mi pueblo, de Campillos, y llevando con orgullo su apellido,
un apellido que también llevaba con honor mi abuela republicana.