domingo, 11 de agosto de 2013

El dedo y el culpable






J.P.J.(Scotta)



Poco a poco, se va disipando el tren de Compostela. Sus cables, su chapas y sus sangres se disipan amontonados en el olvido. Todo está claro. Siempre estuvo todo claro y el culpable es, fue y será siempre el mismo. El culpable es el culpable de todo, porque ese es su oficio y el trepalium lo atestigua y certifica, por los siglos de los siglos.
Mucho se ha investigado, muchas pruebas, muchas ganas, muchas luces y taquígrafos rodaron por los despachos, para llegar a una conclusión que es la que complace a todos, a todos los importantes, claro. El estado piramidal es así porque todo lo que toca lo convierte en sutiles pirámides, amaestradas en el acto de discriminar o distinguir elementos. No hay salida, el dedo siempre señala hacia abajo y como en el montón más grande hay tantos que más da, bueno que malo.
Aquí viven algunos, para vivir cuatro años. El primer año es ilusionante y miles de emprendiendas se disparan, con buenas intenciones, con dineros, todo es por el pais, por el progreso, porque somos los mejores y porque somos europeos.
En los dos años siguientes el curso de los hechos se contrae y conviene no ir tan deprisa, pues no son rentables la inauguraciones de palacios y congresos a tan lejanas fechas de la cosecha. Se pierden los dineros, se calculan mal los trámites y se avanza como avanzan los ladrones, procurando que no los vea nadie.
Y en el último año vuelven las prisas. Ya no queda dinero para terminar, pero hay que terminarlo como sea. El fin, ese es el voto más rentable y toda inauguración es suculenta y electoralmente indispensable. Los techos del palacio se terminan de cartón piedra, el último tramo de la carretera se alquitrana con cera y la última traviesa de la vía es alquilada o comprada en la tienda de la esquina. Si ganamos, después se pone una nueva.
Todo acurre así a diario, así es el día a día y si ocurre un imprevisto, para eso tengo mis jueces todos bien colocaditos. Ellos no muerden la mano de quien les da de comer, además, ellos necesitan esas manos y principalmente esos dedos índices para señalar a los culpables queno van a ser ellos, claro, ellos no es que sean sus amos, pero si son los amos del los dedos que señalan.