J.P.J.(Scotta)
Poco
a poco, se va disipando el tren de Compostela. Sus cables, su chapas
y sus sangres se disipan amontonados en el olvido. Todo está claro.
Siempre estuvo todo claro y el culpable es, fue y será siempre el
mismo. El culpable es el culpable de todo, porque ese es su oficio y
el trepalium lo atestigua y certifica, por los siglos de los siglos.
Mucho
se ha investigado, muchas pruebas, muchas ganas, muchas luces y
taquígrafos rodaron por los despachos, para llegar a una conclusión
que es la que complace a todos, a todos los importantes, claro. El
estado piramidal es así porque todo lo que toca lo convierte en
sutiles pirámides, amaestradas en el acto de discriminar o
distinguir elementos. No hay salida, el dedo siempre señala hacia
abajo y como en el montón más grande hay tantos que más da, bueno
que malo.
Aquí
viven algunos, para vivir cuatro años. El primer año es ilusionante
y miles de emprendiendas se disparan, con buenas intenciones, con
dineros, todo es por el pais, por el progreso, porque somos los
mejores y porque somos europeos.
En
los dos años siguientes el curso de los hechos se contrae y conviene
no ir tan deprisa, pues no son rentables la inauguraciones de
palacios y congresos a tan lejanas fechas de la cosecha. Se pierden
los dineros, se calculan mal los trámites y se avanza como avanzan
los ladrones, procurando que no los vea nadie.
Y
en el último año vuelven las prisas. Ya no queda dinero para
terminar, pero hay que terminarlo como sea. El fin, ese es el voto
más rentable y toda inauguración es suculenta y electoralmente
indispensable. Los techos del palacio se terminan de cartón piedra,
el último tramo de la carretera se alquitrana con cera y la última
traviesa de la vía es alquilada o comprada en la tienda de la
esquina. Si ganamos, después se pone una nueva.
Todo
acurre así a diario, así es el día a día y si ocurre un
imprevisto, para eso tengo mis jueces todos bien colocaditos. Ellos
no muerden la mano de quien les da de comer, además, ellos necesitan
esas manos y principalmente esos dedos índices para señalar a los
culpables queno van a ser ellos, claro, ellos no es que sean sus
amos, pero si son los amos del los dedos que señalan.