miércoles, 2 de julio de 2014

El SAT de Málaga visita a 14 trabajadores acampados en las puertas de una empresa de Torremolinos






J.P.J. (Scotta)




Viernes 27 de Junio de 2014. Una delegación del SAT Territorial de Málaga nos dirigimos a Torremolinos. Allí, en la puerta de unas oficinas de la empresa GAMESA, se encuentran acampados 14 trabajadores despedidos de esta empresa. Despedidos pero no humillados, despedidos pero no vencidos. Aún me acuerdo del dicho que rezaba en una pancarta que apareció en la Casa de la Cultura de Campillos el 29 de Febrero de 1980: “Pierde quien se rinde”. Y lo recuerdo precisamente en momntos como estos.
Vivimos momentos difíciles, en los que tenemos que asistir a situaciones muy extremas, situaciones como la de gente que se vende por un puñado de higos o gente que prostituye su dignidad. Para un trabajador, normalmente, heredero de un esclavo que sobrevivió, no hay más bajeza que perder su dignidad. Puede estar la familia por encima de todo eso, puede haber más cosas cuando hablamos de un común o de un grupo, pero individualmente, el puntal más importante que sostiene el corazón de un trabajador es la dignidad, un trabajador que pierde su dignidad, retrocede diez o doce siglos atrás y pasa a ser un esclavo, una cosa, un arma en manos del poderoso. Estamos en tiempos tan prietos, tan confusos, que, como en la fase de las tentaciones de los Evangelios, el Dios dinero, el Dios mercado o el Dios miedo que como en Juno, son caras de un mismo cuerpo, ponen a prueba o tientan a los más debiles constantemente y los zarandean. Cómo en un olivo apaleado, la mayoría cae al suelo, pero hay olivos que son de la estirpe de Espartaco y resisten, reisten todos o en su mayoría. A veces resulta increible, pero en situaciones difíciles, los hombres y mujeres libres y dignas se elevan contra todas las miserias existentes en este sistema criminal y asesino: el sistema Capitalista o Neoliberal y luchan cuando luchar es la única forma de ser libres.
En Torremolinos, la dignidad personificada en 14 trabajadores, brilla con limpieza y se escenifica en dos o tres chambaos de tela, bajo el cual, concentran los víveres para resistir lo que haga falta. Duermen en el suelo, en las aceras, al raso, buscando una mínima comodidad que nunca encuentran, pero cuando dicen a dormir duermen porque sus conciencias vigilan inmaculadas. No les dejaron montar tiendas de campaña. Los asquerosos de las delelegaciones o subdelegaciones del Gobierno, esos orondos meapilas, sátiros y enfermos de avaricia, no entienden de nada de esto, no saben, no sienten, pero prohiben, eso si lo saben hacer bien: prohibir, encadenar, inventar fronteras, maltratar a criaturas con sus normas y leyes. Llamarle humanos a esta gente es insultar a la especie. Todo trabas, todo impedimentos, incluso los imprevisibles del clima, pero estos trabajadores siguen allí y ya van 47 días, 48 a fecha de esta reflexión. Reclamaron el cumplimiento del convenio, como sección sindical y eso no les gusta a las empresas, a las empresas les gusta la ley cuando esta les favorece, cuando no es así, piensan que se puede crear precedente y remover a l@s demás trabajador@s y contra eso ya lanzaron sus reformas laborales, con la espúrea intención de hacer desaparecer toda actividad sindical en los centros de trabajo. La empresa los echó por esta reclamación de sus derechos y en una de las primeras negociaciones sindicales, la empresa les ofreció el dinero que les pertenecía por sus servicios prestados según sus leyes. Dispuestos a quitarse a los trabajadores de enmedio como fuera. Pero ellos, los trabajadores, ya fueron dignos trabajando, cumpliendo e incluso regalando a la empresa, para revitalizarla y apuntalar su empleo, y las personas dignas trabajando suelen ser dignas también en la lucha y de eso no entienden los empresarios, ni su ratas.
Las empresas suelen ser máquinas dirigidas por seres con alma de máquinas, sólo entienden de beneficios y hoy día, auspiciadas y respaldadas por gobiernos y gobernantes sin escrúpulos del regimen titulado PPSOE, sólo buscan beneficios, prebendas y el mayor beneficio lo encuentran en la sustitución de trabajadores, para enclencar sueldos y cotizaciones de los nuevos. Estos 14 trabajadores, de distintos pueblos de la provincia de Málaga y Sevilla, luchan por lo más honorable que puede luchar un trabajador que se precie de serlo: por su trabajo, su forma de ganarse la vida, pero también su forma de darse a los demás, porque sus manos y sus cuerpos no crean sólo riquezas para ellos y la empresa, como dice Eduardo Galeano: “El mundo lo construyeron los albañiles”, el mundo lo crean constantemente los trabajadores y el mundo no es de unos cuantos, el mundo es de todos, otra cosa es que unos cuantos se lo quieran apropiar o se lo apropien. Quizás por esto y por lo insólito de su lucha, reciben constantemanete delegaciones de sindicatos (la semana que viene aparecerá por alli una delegación del SAT Nacional), delegaciones de partidos (poco antes de nosotros estuvieron los Podemos de Málaga) o grupos de amigos y paisanos que pasan la noche haciéndoles compañía. Todo un derroche, también, de solidaridad.
Estos trabajadores, estarán en este rincón de Torremolinos hasta el día 15 de Julio. Ese día se desplazaran a Madrid, para asistir al juicio de los hechos. Allí tendrán la ayuda y el apoyo que ellos crean conveniente y nuestro sindicato así se lo ha ofrecido, “para ustedes, todo lo que querais”. Aquí, podiamos decir que necesitan apoyo, pero visto lo visto, lo que es necesario es que se les visite, pero para aprender de ellos, de su asamblearismo, de su dignidad y de su saber estar, y lo digo en singular porque son una piña o un ejemplo del que todo el mundo laboral tendría que aprender. Durante esta semana que entra, una delegación del SAT nacional, que es el máximo órgano de nuestro sindicato, los visitarán y volveremos a arroparlo, y yo, personalmente, me sentiré nuevamente orgulloso de que entre estos 14 trabajadores, se encuentre David Bermudo, paisano mío de mi pueblo, de Campillos, y llevando con orgullo su apellido, un apellido que también llevaba con honor mi abuela republicana.