viernes, 20 de junio de 2008

ELIÁN RECIBE EL CARNÉ DE COMUNISTA

Hace unos días surgió en algunos noticiarios radiofónicos y televisivos, una breve noticia sobre Cuba: “Elián ya es oficialmente comunista, por lo que recibe publicamente su carnet de las Juventudes Comunistas de Cuba”. La noticia se dejaba de caer con cierta sorna y como evidenciando el marcado grado de dogmatismo inculcado en los niños en Cuba, a tan corta edad. Y puede ser cierto según desde el punto de vista que se mire, pero también puede ser profundamente injusto si no te has parado a ojear tu propio ombligo, aunque sea de puro reojo.
Elián ha sido un niño privilegiado en su educación, como cualquier otro niño cubano. Toda su educación escolar la ha recibido completament gratuita y las multinacionales del libro de texto y el material escolar, no se han enriquecido descomunalmente con una parte importante de los sueldos de sus padres trabajadores, porque en Cuba la educaicón escolar no es un negocio. Elián ha crecido en los colegios cubanos sin la espada de Damocles que supone para los niños occidentales ser el primero, competir en todo momento, pisotear al contrario y pasarle por encima si es preciso, humillar a otro para sentirse el mejor y poder satisfacer el ego de sus papis. Llevó uniforme correspondiente al grado de enseñanza circunstancial, porque convivió en un ambiente de solidaridad e igualdad y no ha sido un niño caprichoso al que había que comprarle el último modelo de zapatillas para dar envidia al compañero o un jovencito que le lloraba a la madre trabajadora, para que le comprara la zapatilla cara, igual a la del compañero que lo humillaba y se reía de él. Elián no ha pasado por ninguno de los dos casos tan repetidos en nuestros ilustres colegios. Elián ha llegado a los catorce años estudiando y seguirá recibiendo educación hasta el final, podrá estudiar una carrera universitaria de forma totalmente gratuita, aunque suspenda algunas asignaturas y no le harán falta a sus padres comprar puntos, asistiendo, el joven, a costosas y pedantes charlas. Elián podrá también elegir estudiar un oficio más manual, sin sentirse discriminado ante el amigo que tiene dinero y se puede costear una carrera. Por eso Elián nunca faltó a clase si no fue por un asunto de enfermedad o de gravedad, nunca se le pasó por la cabeza dejar el colegio a una temprana edad, porque ha sido y será un niño feliz en el colegio, un colegio que le ha educado en unos valores muy distintos a los que reciben los niños occidentales en sus centros de enseñanza y sobre todo en sus casas.
Todo esto quizás no lo han tenido encuenta los predicadores de noticias españoles y seguro que tampoco se acuerdan que somos los últimos de Europa en calidad de enseñanza escolar básica, por eso creo yo, desde mi punto de vista, que Elián al recibir el carnet de joven comunista está entrando en una nueva etapa de aprendizaje, donde seguirá puliendo y redondeando esos valores de humanidad, civismo y solidadridad que en Cuba adquieren desde chiquititos y que ya los quisieramos nosotros, al menos los que deseamos un mundo más justo, para nuestros hijos.

viernes, 6 de junio de 2008

LOS COLECTIVOS SOCIALES DE MÁLAGA CONSIGUEN CERRAR EL CIE

El Centro de Internamiento de Extranjero (CIE) de Málaga es, sin duda, el edificio más siniestro que tiene que soportar la capital de la Costa del Sol. Se trata de un antiguo cuartel enclavado en el barrio de Capuchinos, medio en ruinas, donde se hacinan a todos los inmigrantes que capturan en la provincia y sus alrededores. Todos los cuarteles dan la impresión de cárcel, pero este lo es y además una cárcel para pobres.
Este “Guantanamo Europeo” como precisamente se les denomina a estos centros, comenzó a funcionar a finales de los noventa, pero a pesar de su corta trayectoria es tristemente famoso por los casos de abuso y violación de derechos fundamentales cometidos en sus interiores. Los episodios de abusos a mujeres inmigrantes por parte de sus carcelereos, han sido una constante tras estos horrendos muros.
Por todo esto como barbaridades locales y por lo que supone un lugar donde se encierran a personas que no han cometido ningún delito, se vulneran derechos básicos y se impide la entrada tanto de los medios de comunicación como de las organizaciones sociales y humanitarias; las asociaciones y colectivos sociales malagueños no han parado ni un minuto en plantarles batalla a este denigrante abuso del sistema, a esta vergüenza capitalista. Manifestaciones finalizadas en las puertas del cuartel, concentraciones, algunas acabadas en paliza por parte de la policía y otro tipo de acciones, han sido constantes y frecuentes desde su apertura. El 11 de Abril pasado, se realizaron las últimas acciones de denuncias, el día 2 de mayo, la fachada del centro amaneció totalmente salpicada de pintura roja, testimoniando lo ensangrentado que esta este edificio. Nunca hubo tregua.
En 2005 el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo declaraba lo siguiente: “Lo mejor que le puede pasar al centro de Capuchinos es que lo cierren” y apuntillaba: “Los internos son inmigrantes que esperan ser repatriados, pero se les trata como delincuentes, tiene un marcado carácter carcelario”. Con estas declaraciones, los colectivos comenzaban a ganar esta contienda y a dar un claro ejemplo de que nada es imposible cuando la lucha es incesante. El día 29 de Mayo, tras duras críticas contra el centro llegadas desde el Parlamento Europeo, el Defensor del Pueblo Andaluz y el fiscal de extranjería de Málaga, se ha aprobado en el Pleno del Ayuntamiento de Málaga una moción presentada por Izquierda Unida en la que se pedía el cierre inmediato del Centro de Internamiento para Extranjeros de Capuchinos. La moción fue aprobada con los votos de Izquierda Unida y el Partido Popular, absteniéndose el PSOE que ni siquiera gobierna en la ciudad y por la leche que manejan, mejor que no lo hagan nunca.
El paso grande, el de gigante, se ha dado, pero aún así, la lucha sigue y el día 21 de Junio la Coordinadora de Inmigrantes de Málaga convoca, junto a decenas de organizaciones de toda Andalucía, a una nueva concentración en la plaza de Capuchinos, entre otras cosas, para que se den prisa en cerrar este vergonzoso capítulo.