lunes, 29 de julio de 2013

Si pasa algo, la culpa es del trabajador





J.P.J. (Scotta)



La carretera A-357 (Campillos-Málaga) o la ruta del azahar o la carretera del Valle del Guadalhorce, se proyectó allá por finales de los '80, para inaugurarla con motivo de la Expo'92 de Sevilla. Llegó la Expo y la carretera estaba apenas empezada y el presupuesto desvanecido. Se siguió presupuestando una y otra vez con intereses finalistas y de finalización, pero los presupuestos se volatizaban como el gas de la gaseosa vertida en un tinto de verano. Al final, se inauguró en 2002. Total: con 10 años de retraso. Si lo cantáse Carlos Gardel en un tango, sería una minucia o si abandonamos el cero, así como el que no quiere la cosa, sería una cifra insignificante, pero diez años de retraso, para una carretera con varios presupuestos fundidos y repasados por diferentes buchacas, ¡Ya les vale!
No habían pasado ni diez años, cuando de pronto vemos en Campillos que nos cierran la A-357. Aunque no es mucho tiempo, para un arreglo general, la verdad es que, los que pasábamos a menudo por aquella carretera, veíamos como ciertos tramos estaban bastante deteriorados y algunos hasta peligrosos. Se ve que en esa, más de una década de construcción, también se había escatimado lo suyo en material, o de calidad o de cantidad. La carretera estuvo cortada más de tres meses. Tres meses que los campilleros, tebeños, almargeños y cañeteros, tuvimos que tomar la carretera dirección Antequera cuando queríamos abordar a Málaga. El día que por fin la abrieron, me dispuse personalmente a inaugurarla y con un amigo tomamos dirección a Málaga. No nos extrañó que en principio no hubiese ningún atisbo de mejora en la carretera, pues esos principios nunca habían estado deteriorados. Seguíamos para adelante, Mayorazgo, cruce de Teba, cruce de Peñarrubia y la carretera era la misma. Hasta que llegamos al cruce de la carretera de Ronda. El cruce sí era nuevo y pensamos que a partir de allí la abrían arreglado, porque más para adelante, era cuando nos encontrábamos antes, con los baches y los hoyos en mitad de la carretera. Nuestra sorpresa, salta cuando al poco tiempo de pasar por el cruce, se corta la mejora y sigue el piso de la carretera con su vejez anterior. No me lo puedo creer le dijo el uno al otro, no se si mi amigo a mí o yo a mi amigo, la han arreglado por sectores y vamos a ver ahora cuantos sectores y si no se han dejado atrás alguno conflictivo. Nos equivocábamos de nuevo, los baches, socavones y agujeros de la suvida de Ardales, dirección Carratraca, un sector peligrocísimo, estaba intacto, y más para adelante, los baches puntuales, casi siempre antes de entrar a los diversos puentes, permanecían como reliquias del pasado. ¡Tres meses para hacer un cruce! Increible. Aquello fue tan escandaloso que a las dos semanas o menos, una máquina alquitranadora y una cuadrilla de trabajadores, por la noche y a la bulla, alquitranaron la subida de Ardales y parchearon el resto de la carretera. Pero ya está y ya está, no pasó más nada, no se sabe si alguien pidió responsabilidades y a quienes se les pidió si las hubo. No se supo más nada, como los presupuestos del principio.
Y ¿A qué viene todo esto? Dirán ustedes. Pues esto, lo voy ahora a enlazar con el accidente de Santiago de la semana pasada y con el accidente del Spanair y con el del metro de Valencia y con el del Prestige. Así se hacen las cosas en este pais, así ganan los dineros que ganan las grandes empresas, así ganan los dineros que ganan los políticos amiguetes. Y después la culpa es del trabajador accidentado. Siempre la culpa es del trabajador accidentado y si muere, mejor, más culpable todavía. Y los medios especulando a favor de unos políticos o de otros, que por supuesto, nunca tienen responsabilidades, aunque son ellos los que recortan, se embolsican, presumen y acuden a los entierros para contribuir con unas lagrimitas o con unos gestos de dolor considerables.
Yo no me creo nada, pero nada de nada y sólo me viene a la mente una frase del malogrado presidente Chavez, que decía, más o menos: ¡Iros al cajo todos!

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